10 enero, 2007

Décimo tercera planta. 05.32 horas.

(...) Aun recordaba el día en que llegó a aquella torre. Aquella vez, la roca no brillaba, pero estaba donde le habían dicho que estaría, ahí solitaria en medio del desierto. Y él llegaba para cumplir su único destino. De joven, había escuchado una leyenda, sobre un terrible mal que se desataría pronto. Cuando él lo escuchó, había muchos escépticos, pero él, obsesionado con aquella leyenda, se dedicó a investigarla. Entonces descubrió que había toda una religión que seguía ese credo, había mucha gente que creía que algún día llegaría un emisario de su dios, al mundo, y que los haría tremendamente poderosos. Por aquel tiempo, muchos los consideraron una secta de fanáticos, pero él supo que todo era cierto. Iba a venir un emisario.


Extraído de Azarus, el Gran Brujo, capítulo XII del Cuento de Siläe
Memorias Olvidadas
Darka Treake

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10 enero, 2007

Décimo tercera planta. 05.32 horas.

(...) Aun recordaba el día en que llegó a aquella torre. Aquella vez, la roca no brillaba, pero estaba donde le habían dicho que estaría, ahí solitaria en medio del desierto. Y él llegaba para cumplir su único destino. De joven, había escuchado una leyenda, sobre un terrible mal que se desataría pronto. Cuando él lo escuchó, había muchos escépticos, pero él, obsesionado con aquella leyenda, se dedicó a investigarla. Entonces descubrió que había toda una religión que seguía ese credo, había mucha gente que creía que algún día llegaría un emisario de su dios, al mundo, y que los haría tremendamente poderosos. Por aquel tiempo, muchos los consideraron una secta de fanáticos, pero él supo que todo era cierto. Iba a venir un emisario.


Extraído de Azarus, el Gran Brujo, capítulo XII del Cuento de Siläe
Memorias Olvidadas
Darka Treake

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