22 enero, 2007

El Cuentacuentos: Al cerrar los ojos, despertó.

Al cerrar los ojos, despertó. Estaba en otro sitio diferente, muy muy lejos del lugar donde realmente estaba, dormida. Era un bosque, ella estaba entre los árboles, y no veía por ningún lugar aquella maldita torre. Por fin... Qué tranquila se sintió Siläe entonces.

Era como una verde pradera, plagada de árboles, y por todos lados crecían hermosas florecillas. Ella estaba a la sombra, pero allá arriba lucía un sol... Un sol que no veía desde hacía meses...
Eso le hizo agitarse un poco, fue como un escalofrío, uno de esos espasmos que te dan cuando algo del sueño está a punto de hacerte despertar, pero que lo evitas, sin querer marcharte de él. De su tranquilidad...

El bosque que la rodeaba era muy hermoso, y sabía que ya antes había estado en él. No sabía dónde era, no tenía ni idea, pero lo conocía. Como un recuerdo de la infancia, una de esas cosas que cuando está pasando no te das cuenta, y crees que la olvidarás, pero luego resulta que no... Que de pronto un día te acuerdas, y revives todo. Como en ese momento le estaba pasando a Siläe.

Le vino un aroma con la brisa, y aspiró hondo, todo lo hondo que pudo, hasta hinchar los pulmones. Sí, ella ya había estado ahí. Ese bosque le era familiar. Ese olor... Tenía que ser suyo. Sí, tenía que ser de él. ¿Dónde estaría? Miró a su alrededor, pero no había nadie entre los árboles. Se puso de pie, pues hasta ahora estaba derrodillas, y se apoyó junto al tronco de un árbol muy grueso. Éste subía y subía sobre su cabeza a una altura increíble, donde abría su gran copa hacia el sol radiante...

Siläe lo miró ocultándose entre las ramas de allá arriba. Hacía tantísimo tiempo que no lo veía... ¿Por qué se sentía así, como si echase de menos al sol? De nuevo ese escalofrío...

Dio unos pocos pasos, hasta quedar ahí de pie, aun a la sombra, y continuó sin ver a nadie. Pobre Siläe, seguía sola, aunque... Ahora era libre. Ya no la tenían presa, ya no harían nada malo con ella... Y al darse cuenta echó a correr por el bosque, sorteando los árboles y saltando arbustos. Trató de no pisar ninguna de las florecillas, y corrió y corrió durante un buen rato. Hasta que se dio cuenta de que corría sola.

Entonces Siläe cayó de rodillas, y se apoyó con las manos sobre las hiervas del suelo. Estuvo apunto de llorar en ese momento, pero no lo hizo. No. Se levantó, y miró al cielo, y allí vio al sol, que ya no se ocultaba tras lo árboles. Qué brillante...


Siläe, al abrir los ojos, despertó. Todo estaba a oscuras. Seguía en aquella celda, sobre su cama roñosa, en lo alto de aquella maldita torre, en aquel lugar donde siempre era de noche.
Y estaba sola...


Para Siläe...


Al cerrar los ojos, despertó.
El Cuento de Siläe
Memorias Olvidadas
Darka Treake



Más despertares en El Cuentacuentos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que triste, pero me ha gustado mucho la forma de contarlo, enhorabuena!!

Un saludo desde as terras meigas

Anónimo dijo...

Qué pesadumbre vivir encarcelado... por suerte, nadie nos puede robar los sueños.

Angelica Black dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Que duro es despertar así verdad?darte cuenta que todo eso está ahí
afuera, en tu mente, en tus recuerdos, en tu imaginación, y que a ti solo
te acompañan 4 paredes...

Pero si no fuera por estas pequeñas cosas, que sería de nosotros a
veces...

sencilla historia pero preciosa al final.

mil besos. un placer. como siempre :)

tormenta dijo...

el sol...debe ser extraño que te lo arrebaten para siempre..., al leer tu historia casi me he sentido Siläe, aqui en mi torre, cuya pequeña ventana solo me muestra un cielo profundamente gris...
Un beso, hasta la próxima historia

Angelica Black dijo...

Que penita me ha dado de verdad.. jeje, que historia tan triste.. pero bueno eso es cierto, hay algo que solo nos pertenece a nosotros y que nadie puedo quitarnos: los sueños.
Yo vivo soñando, y que? Ese es mi problema (o mi tesoro). ;)

Anónimo dijo...

Anda, que bonita historia, aunque sea tan triste.
Afortunadamente soñar nos hace libres, al menos en la imaginación, y eso, en principio no nos lo pueden robar... aunque... cuanto tiempo permanece cuerda una persona encarcelada???

Salu2

22 enero, 2007

El Cuentacuentos: Al cerrar los ojos, despertó.

Al cerrar los ojos, despertó. Estaba en otro sitio diferente, muy muy lejos del lugar donde realmente estaba, dormida. Era un bosque, ella estaba entre los árboles, y no veía por ningún lugar aquella maldita torre. Por fin... Qué tranquila se sintió Siläe entonces.

Era como una verde pradera, plagada de árboles, y por todos lados crecían hermosas florecillas. Ella estaba a la sombra, pero allá arriba lucía un sol... Un sol que no veía desde hacía meses...
Eso le hizo agitarse un poco, fue como un escalofrío, uno de esos espasmos que te dan cuando algo del sueño está a punto de hacerte despertar, pero que lo evitas, sin querer marcharte de él. De su tranquilidad...

El bosque que la rodeaba era muy hermoso, y sabía que ya antes había estado en él. No sabía dónde era, no tenía ni idea, pero lo conocía. Como un recuerdo de la infancia, una de esas cosas que cuando está pasando no te das cuenta, y crees que la olvidarás, pero luego resulta que no... Que de pronto un día te acuerdas, y revives todo. Como en ese momento le estaba pasando a Siläe.

Le vino un aroma con la brisa, y aspiró hondo, todo lo hondo que pudo, hasta hinchar los pulmones. Sí, ella ya había estado ahí. Ese bosque le era familiar. Ese olor... Tenía que ser suyo. Sí, tenía que ser de él. ¿Dónde estaría? Miró a su alrededor, pero no había nadie entre los árboles. Se puso de pie, pues hasta ahora estaba derrodillas, y se apoyó junto al tronco de un árbol muy grueso. Éste subía y subía sobre su cabeza a una altura increíble, donde abría su gran copa hacia el sol radiante...

Siläe lo miró ocultándose entre las ramas de allá arriba. Hacía tantísimo tiempo que no lo veía... ¿Por qué se sentía así, como si echase de menos al sol? De nuevo ese escalofrío...

Dio unos pocos pasos, hasta quedar ahí de pie, aun a la sombra, y continuó sin ver a nadie. Pobre Siläe, seguía sola, aunque... Ahora era libre. Ya no la tenían presa, ya no harían nada malo con ella... Y al darse cuenta echó a correr por el bosque, sorteando los árboles y saltando arbustos. Trató de no pisar ninguna de las florecillas, y corrió y corrió durante un buen rato. Hasta que se dio cuenta de que corría sola.

Entonces Siläe cayó de rodillas, y se apoyó con las manos sobre las hiervas del suelo. Estuvo apunto de llorar en ese momento, pero no lo hizo. No. Se levantó, y miró al cielo, y allí vio al sol, que ya no se ocultaba tras lo árboles. Qué brillante...


Siläe, al abrir los ojos, despertó. Todo estaba a oscuras. Seguía en aquella celda, sobre su cama roñosa, en lo alto de aquella maldita torre, en aquel lugar donde siempre era de noche.
Y estaba sola...


Para Siläe...


Al cerrar los ojos, despertó.
El Cuento de Siläe
Memorias Olvidadas
Darka Treake



Más despertares en El Cuentacuentos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que triste, pero me ha gustado mucho la forma de contarlo, enhorabuena!!

Un saludo desde as terras meigas

Anónimo dijo...

Qué pesadumbre vivir encarcelado... por suerte, nadie nos puede robar los sueños.

Angelica Black dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Que duro es despertar así verdad?darte cuenta que todo eso está ahí
afuera, en tu mente, en tus recuerdos, en tu imaginación, y que a ti solo
te acompañan 4 paredes...

Pero si no fuera por estas pequeñas cosas, que sería de nosotros a
veces...

sencilla historia pero preciosa al final.

mil besos. un placer. como siempre :)

tormenta dijo...

el sol...debe ser extraño que te lo arrebaten para siempre..., al leer tu historia casi me he sentido Siläe, aqui en mi torre, cuya pequeña ventana solo me muestra un cielo profundamente gris...
Un beso, hasta la próxima historia

Angelica Black dijo...

Que penita me ha dado de verdad.. jeje, que historia tan triste.. pero bueno eso es cierto, hay algo que solo nos pertenece a nosotros y que nadie puedo quitarnos: los sueños.
Yo vivo soñando, y que? Ese es mi problema (o mi tesoro). ;)

Anónimo dijo...

Anda, que bonita historia, aunque sea tan triste.
Afortunadamente soñar nos hace libres, al menos en la imaginación, y eso, en principio no nos lo pueden robar... aunque... cuanto tiempo permanece cuerda una persona encarcelada???

Salu2