01 enero, 2007

Cuentacuentos: A veces mi alegría se convierte en desgracia

A veces mi alegría se convierte en desgracia, como ahora. En esos momentos, no puedes hacer nada. Nada. El sentimiento de impotencia puede ser algo tan horrible esas veces... Como ahora. Pero lo que hay que hacer es no mirar. Sí. Cerrar los ojos bien fuerte, apretar párpado contra párpado, y cuando todo está negro, y en silencio, entonces puedes pararte a pensarlo. Ahora mismo yo no estoy mirando. Trato de no escuchar incluso, lo cual es ciertamente difícil, pero como me dijo alguien hace relativamente poco, en estos momentos, lo mejor es pasar desapercibido, no moverte, y esperar a que nadie aparezca. La soledad de este momento es lo único que puede salvarte la vida... A mi alrededor oigo sus voces, los disparos y toda clase de ruidos que sólo pueden provenir del infierno... Y entonces es cuando, aquí tirado en el suelo, con los ojos cerrados y con ese dolor insoportable, me planteo si es que voy hacia ese infierno, o si ya estoy en él. No importa cual sea la respuesta, en todo caso, una cosa no puede ser peor que la otra.

Sobre mi cabeza intuyo un tejado que debe estar resguardándome. Oigo incluso el murmullo de alguien preparándose para ese ritual tan magnífico que es la muerte. El metal sobre la roca, el clik-clak de la recarga. Ese segundo interminable, un ojo abierto, vista a través de una mirilla. Yo quieto, esperando no ser visto. Alguno de los míos morirá en cosa de un instante. No creo que llegue al segundo. Y él, o ella, ni siquiera lo sabrá... Pero no pienso hacer nada. No. No voy a dejar de estar aquí quieto, con los ojos cerrados, pues el fuerte dolor de mi hombro me impide moverme. ¡¡Ni siquiera quiero hacerlo!!

Pero ya no importa. El sordo sonido, seco y certero, el estridente disparo, ya sonó. Y uno de los míos ya habrá muerto al otro lado de la calle en ruinas. Entonces, sin dilación, sin piedad, sin escrúpulos, escucho de nuevo el clik-clak de la recarga sobre mí. Otro más va a morir. Sigo escuchando gritos, el bombardeo se intensifica a pocos kilómetros de nuestra posición, algún punto de la ciudad ahora mismo está siendo devastado. Y ahí fue, otro ruido seco, certero. Y otro más habrá caído muerto.

Y yo no estoy haciendo nada. Nada por cambiarlo o evitarlo... Nada.



Muchos más cuentos en: El Cuentacuentos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Crudo, triste, real... me gusta la manera de plantear tu historia. Es el miedo que se vive a diario en algún lugar de este loco planeta. Me encanta leer lo que en tu blog pones. Espero que sigas así y que me dejes boquiabierto tantas veces como sean posibles!
Un abrazo, feliz año nuevo!!!
Hell.

Anónimo dijo...

Hola buenos dias cuentacuentos;
Cachissssslaba me ha costao arrancar, casi esperaba uno de esos disparos, he esperado unos segundos y na he aprovecaho pa toquetearme entera y ver que estaba ilesa.
Con situaciones así, es mejor quedarse quieto por supuesto, la ruleta rusa de la incoherencia que son las guerras deciden destinos.
Txapelaaaaaa grandeeeeeeeeeeeeeee enorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrme para ti.
Feliz 2007, Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos.
Shi.

Disonante dijo...

No hacía falta saber donde estaba, ni la habitación ni el lugar. Muy bien expresada esa sensación que invade en algunos momentos y que crea un mundo en torno a ti donde intentas que no exista nada más... Un saludo!

Anónimo dijo...

Guau! me has hecho meterme totalmente en la historia! me encanta tu estilo, creo que no me había pasado antes por aqui y me alegro de haberlo hecho ;)

Anónimo dijo...

Y lo peor de todo es que podemos hacer algo... y como bien dices no lo hacemos...

Te seguiré el rastro en próximas semanas!
Feliz año!

Anónimo dijo...

Es difícil plantarle cara!

Está tan bien expresada que causa terror, es como si estuviera ahí, como si me lo estuviera contando en persona.
Una sensación extraña que sólo se consigue cuando las palabras calan hondo.

1 besito

Anónimo dijo...

Bien recreados los sentimientos... tal vez un punto fríos en alguna frase. Eres buena moviéndote en estas situaciones, por eso creo que deberías alejarte de ellas y trillar otros caminos.
Muy buena la idea de la parálisis que nos provoca el miedo (una buena metáfora de la paralización a otras escalas mayores).
Un beso.

Anónimo dijo...

Enhorabuena, me ha encantado tu forma de escribir y de describir todos esos sentimientos. Además, me gusta ese mensaje que dejas y esa sensación de fracaso por los seres humanos.
Un saludo y hasta la próxima semana.

Anónimo dijo...

Me quedé quieta, sin hacer nada esperando ese tiro final en la cabeza. Terrible, sentí terror, la ansiedad de que termine de una vez. Me gustó mucho

01 enero, 2007

Cuentacuentos: A veces mi alegría se convierte en desgracia

A veces mi alegría se convierte en desgracia, como ahora. En esos momentos, no puedes hacer nada. Nada. El sentimiento de impotencia puede ser algo tan horrible esas veces... Como ahora. Pero lo que hay que hacer es no mirar. Sí. Cerrar los ojos bien fuerte, apretar párpado contra párpado, y cuando todo está negro, y en silencio, entonces puedes pararte a pensarlo. Ahora mismo yo no estoy mirando. Trato de no escuchar incluso, lo cual es ciertamente difícil, pero como me dijo alguien hace relativamente poco, en estos momentos, lo mejor es pasar desapercibido, no moverte, y esperar a que nadie aparezca. La soledad de este momento es lo único que puede salvarte la vida... A mi alrededor oigo sus voces, los disparos y toda clase de ruidos que sólo pueden provenir del infierno... Y entonces es cuando, aquí tirado en el suelo, con los ojos cerrados y con ese dolor insoportable, me planteo si es que voy hacia ese infierno, o si ya estoy en él. No importa cual sea la respuesta, en todo caso, una cosa no puede ser peor que la otra.

Sobre mi cabeza intuyo un tejado que debe estar resguardándome. Oigo incluso el murmullo de alguien preparándose para ese ritual tan magnífico que es la muerte. El metal sobre la roca, el clik-clak de la recarga. Ese segundo interminable, un ojo abierto, vista a través de una mirilla. Yo quieto, esperando no ser visto. Alguno de los míos morirá en cosa de un instante. No creo que llegue al segundo. Y él, o ella, ni siquiera lo sabrá... Pero no pienso hacer nada. No. No voy a dejar de estar aquí quieto, con los ojos cerrados, pues el fuerte dolor de mi hombro me impide moverme. ¡¡Ni siquiera quiero hacerlo!!

Pero ya no importa. El sordo sonido, seco y certero, el estridente disparo, ya sonó. Y uno de los míos ya habrá muerto al otro lado de la calle en ruinas. Entonces, sin dilación, sin piedad, sin escrúpulos, escucho de nuevo el clik-clak de la recarga sobre mí. Otro más va a morir. Sigo escuchando gritos, el bombardeo se intensifica a pocos kilómetros de nuestra posición, algún punto de la ciudad ahora mismo está siendo devastado. Y ahí fue, otro ruido seco, certero. Y otro más habrá caído muerto.

Y yo no estoy haciendo nada. Nada por cambiarlo o evitarlo... Nada.



Muchos más cuentos en: El Cuentacuentos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Crudo, triste, real... me gusta la manera de plantear tu historia. Es el miedo que se vive a diario en algún lugar de este loco planeta. Me encanta leer lo que en tu blog pones. Espero que sigas así y que me dejes boquiabierto tantas veces como sean posibles!
Un abrazo, feliz año nuevo!!!
Hell.

Anónimo dijo...

Hola buenos dias cuentacuentos;
Cachissssslaba me ha costao arrancar, casi esperaba uno de esos disparos, he esperado unos segundos y na he aprovecaho pa toquetearme entera y ver que estaba ilesa.
Con situaciones así, es mejor quedarse quieto por supuesto, la ruleta rusa de la incoherencia que son las guerras deciden destinos.
Txapelaaaaaa grandeeeeeeeeeeeeeee enorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrme para ti.
Feliz 2007, Cienes de besitos pal andando y cienes de y pico de abrazos.
Shi.

Disonante dijo...

No hacía falta saber donde estaba, ni la habitación ni el lugar. Muy bien expresada esa sensación que invade en algunos momentos y que crea un mundo en torno a ti donde intentas que no exista nada más... Un saludo!

Anónimo dijo...

Guau! me has hecho meterme totalmente en la historia! me encanta tu estilo, creo que no me había pasado antes por aqui y me alegro de haberlo hecho ;)

Anónimo dijo...

Y lo peor de todo es que podemos hacer algo... y como bien dices no lo hacemos...

Te seguiré el rastro en próximas semanas!
Feliz año!

Anónimo dijo...

Es difícil plantarle cara!

Está tan bien expresada que causa terror, es como si estuviera ahí, como si me lo estuviera contando en persona.
Una sensación extraña que sólo se consigue cuando las palabras calan hondo.

1 besito

Anónimo dijo...

Bien recreados los sentimientos... tal vez un punto fríos en alguna frase. Eres buena moviéndote en estas situaciones, por eso creo que deberías alejarte de ellas y trillar otros caminos.
Muy buena la idea de la parálisis que nos provoca el miedo (una buena metáfora de la paralización a otras escalas mayores).
Un beso.

Anónimo dijo...

Enhorabuena, me ha encantado tu forma de escribir y de describir todos esos sentimientos. Además, me gusta ese mensaje que dejas y esa sensación de fracaso por los seres humanos.
Un saludo y hasta la próxima semana.

Anónimo dijo...

Me quedé quieta, sin hacer nada esperando ese tiro final en la cabeza. Terrible, sentí terror, la ansiedad de que termine de una vez. Me gustó mucho