25 abril, 2011

Línea del Tiempo: La Guerra de los Mil Años

Hola!!
Después de pasar toda la semana santa fuera, vengo a mostraros algo en que he estado trabajando. Es la Línea del Tiempo con todos los acontecimientos relevantes que acontecieron durante el periodo que duró la Guerra de los Mil Años.
Está sin terminar, pues aun me quedan muchas cosas por saber, pero durante este tiempo, las bestias invadieron el Viejo Mundo, ocupándolo en casitoda su extensión durante varios siglos. Los enanos se ocultaron en la montaña, aterrados. Los orcos se les unieron, y los pueblos de los hombres que habitaban las Montañas del Anochecer, y las estepas del continente fueron arrasados o se vieron obligados al exilio. Los elfos, al este, luchaban con los pridonios, los hombres que provenían de la Gran Isla, quienes por esta época expandieron su imperio por toda la costa del Viejo Mundo. Pero al final, los elfos, los hombres, y los enanos, que regresaron de las entrañas de la tierra, hicieron frente a los vesorianos y a las bestias, haciéndoles retorceder hasta las Torres de Isnara. Cuando éstas fueron conquistadas, tras la Batalla de las Bestias, los vesorianos huyeron del Viejo Mundo para siempre...

He aquí la Línea del Tiempo que abarca el periodo que duró la Guerra de los Mil Años, la cual iré actualizando, pues estoy escribiendo las Crónicas de las Guerra de los Mil Años, un libro de relatos que trancurren durante esta época oscura...


Línea del Tiempo:
LA GUERRA DE LOS MIL AÑOS






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12 abril, 2011

El Paso Norte del Muro de Ëslinor

He preparado para la semana que viene una partida de warhammer, para que Joey, Drey y yo luchemos durante la Guerra de los Mil Años, por la Corona Radiante. En el tiempo en que se ambienta la batalla, los pridonios, hombres venidos del sur, se han unido a los elfos, tras mucho combatirles, pues la amenaza de los vesorianos es más poderosa que la que puedan ser ellos.
Juntos han comenzado la construcción del Muro de Ëslinor, que separará toda la Península del Viejo Mundo. Y así esperan frenar a las bestias, venidas de más allá de las Montañas del Anochecer.
En este momento, cuando unos pocos pridonios están levantando el extenso muro, allí donde construyen el que será su paso más al norte, sucederá esta batalla.

El Paso Norte está siendo construido sobre las ruinas de una vieja ciudad elfa, que ellos mismos debastaron tiempo atrás. Y entre las ruinas, los pridonios encuentran la Corona Radiante. Al abrir el cofre donde está guardada, su brillo ha sido visto a leguas a la redonda, y los ejércitos se han movilizado. Poco tiempo después, el Paso Norte sería saqueado...

Por el oeste, Adriel de Dorthonion, un elfo oscuro que domina las costas al norte del Mar del Caos, en la lejana Tierra Oscura de Elhada, anda buscando la corona por aquellos lares, y tras el destello, ha encaminado a sus guerreros hasta el Paso Norte.

Por oriente, los defensores del Paso Norte ven acercarse una horda de orcos, gobernados por Ghundard, Señor de la Calavera Llameante, quien está decidido a hacerse con la Corona Radiante, para conquistar el Viejo Mundo.

Y entre el fuerte en construcción, entre las casas que albergarán a los ejércitos pridonios contra los vesorianos en un futuro no lejano, se encuentra oculto Arhicteuthis, el elfo marino, quien anda buscando la corona...


Se trata de una batalla adaptada a modo de escaramuza, para que dos ejércitos, un elfo oscuro y un orco, se enfrenten en un pueblo en construcción. Ambos cuentan con 500 puntos, más su propio personaje, que lo han elegido de entre las opciones el libro de ejército. Esta batalla, a pesar de estar a caballo entre Warhammer y Mordheim, es una partida de rol en sí misma, pues uno de los jugadores es el director de juego, que además manejará a los Defensores del Paso Norte como se describe en las reglas, que darán sus vidas por protegerlo. Se presenan atributos y reglas especiales para los personajes y los Defensores del Paso Norte, inspirados en los romanos de nuestro mundo real, pues esta batalla se ambienta en una época similar, pero en un Mundo imaginario donde puede pasar de todo...

Quien quiera consultar el escenario de batalla que he diseñado, puede descargarlo aquí:

La Batalla
Versión Preliminar




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24 marzo, 2011

El Palacio de las Cigüeñas

EL PALACIO DE LAS CIGÜEÑAS


El mar estaba tranquilo, lucía el sol, y las velas se hinchaban con el viento, dirigiéndoles hacia la costa que dos días atrás había surgido a proa: una extensa línea de tierra que parecía no tener fin. Los elfos de Laentis-Anne eran los mejores navegantes, junto a los de Menedhrassé, de todo el Mundo, o eso decían... Las semanas que había durado el viaje, desde la Península de Ëslinor hasta las costas noroccidentales del Continente Nuevo de Ülathar, habían sido tranquilas, salvo en la mañana décimo tercera, que habían divisado un barco al este, en el horizonte. Aquellas aguas no eran nuevas para los elfos de Laentis-Anne, ya en tiempos remotos, sus padres surcaron aquellos mares, antes de que el continente emergiera de las aguas... Esta vez prefirieron rodear los Mares de Pridonia, navegando el Gran Océano hacia el sur, hasta Ülathar, donde vivían los bereberes, un pueblo de hombres que provenían del este, y que se habían asentado en esas tierras. Los elfos no sabían mucho de aquellos hombres, pero tampoco era la primera vez que navegaban hasta sus costas para comerciar.

Athal, Señor de la Marca de Utha, y almirante al mando de la flota, caminó sobre la cubierta hacia proa, y sus botas resonaron sobre la madera de la nave. Sobre su cabeza, las velas hinchadas lucían el emblema de su casa, pues comandaba aquella flota en su propio nombre, y todos los navegantes lo seguían. Al llegar a proa, observó a través de su catalejo, y vio aquella tierra baldía, donde terminaban los Desiertos de Arena. No comprendía cómo allí podía vivir gente, en medio de nada, del puro desierto. Pero aquellos hombres habían logrado levantar allí una civilización, y ya algunas ciudades comenzaban a nacer. Athal, al ver un puerto en la línea de playa, sacó su cuaderno de bitácora, y desplegó un mapa que tenía de aquella costa. Trazó un punto, marcando el puerto en la carta náutica, y observó para asegurarse que no erraba la situación. Tras guardar cuaderno y catalejo, se dirigió a su tripulación, dando órdenes e indicando el destino. Alcanzarían aquel puerto al anochecer...

- Nobles marineros de Eslian, por fin hemos arribado al punto más occidental donde los arabis han llegado, uno de los Grandes Linajes de los Hombres, nacidos en lo que fueron las Selvas de Furia, y que tras el Gran Cataclismo ardieron hasta reducirse a los Desiertos de Ceniza, donde no volvió a crecer nada. Estos hombres han sufrido serias penurias, pero aun así, han logrado conquistar el norte del Nuevo Continente de Ülathar.- Athal respiró, observando a su tripulación, que le observaba. Extendió el brazo hacia detrás, señalando a proa.- La costa que se extiende ante nosotros es el principio de un inmenso desierto de pura arena, y ellos han encontrado la forma de vivir aquí. Deberíamos admirarlos por ello... Observadlos bien, pues son quienes han heredado estas tierras, surgidas del fondo marino.- El almirante se dirigió de nuevo a proa, para continuar observando la costa, para anotar en sus cartas los accidentes geográficos más pronunciados.- Que cada uno haga bien su trabajo, y esta noche dormiremos sobre tierra firme.- Dijo antes de retirarse.


Continuará...






El Palacio de las Cigüeñas
Darka Treake

18 marzo, 2011

Los Mares de Munesia

Estos días estamos comenzando a planear un gran viaje que tenemos en mente desde hace muchsísimo tiempo. Para verano de 2013, cuando hayamos acabado la tesis, dos amigos y yo, pensamos ir al Pacífico. Pretendemos pasar todo el verano de 2013 de isla en isla, con largas termporadas donde estemos más agusto. La idea de coger un barquito, y recorrer entre islas cercanas no se descarta...
Suena a locura, pero llevamos ahorrando ya mucho tiempo, y aun nos quedan 2 años más, así que lo vemos realmente viable.
Y estos días hemos comenzado los preparativos, a mirar destinos,y formas de llegar. Nuestro punto de reunión (pues estamos en los extremos de España: Galicia, Mallorca y Tenerife) es este blog: μ-Nesia.

Y todo ello me ha hecho pensar en cómo serían esos lugares en Mi Mundo, y he sabido cosas...
Resulta que tras el Gran Cataclismo, en que el Mundo casi se partiera, nació toda una cadena volcánica submarina, que se extendía desde las Tierras Orientales de Catai hasta las Tierras Prohibidas de Hiria, que las separaban más de 3000 millas náuticas, entre 6000 y 7000 Km. Allí donde las erupciones volcánicas alcanzaron la superficie del mar, se formaron innumerables islas, y entre ambos continentes quedó lo que llamaron la Cadena Volcánica de Munesia.

Estas regiones del Gran Océano, que separaban ambos continentes, fueron conocidas como los Mares del Fin del Mundo, pues para lo hombres del Catai, y de los Desiertos de Ceniza y más tarde del Viejo Mundo, aquello significaba el final de las aguas navegables. Algunos colonizaron las islas más cercanas a Catai, el Mar de las Especias lo llamaron, pues en las incontable islas había riquezas exóticas que no se hallaban en ningún otro lugar del Mundo. Las islas volcánicas y coralinas maravillaron a todos.

Los elfos habían mantenido aislada la Tierra de Hiria durante el tiempo que duró su Edad, pero cuando los hombres comenzaron a colonizar el Mundo, les resultó realmente difícil conseguirlo. A muchos les engañaron, haciéndoles creer que en tras aquellas aguas terminaba el Mundo, y por miedo, la mayoría jamás las navegaron. Los Mares del Fin del Mundo fueron una leyenda, y gracias la miedo, los hombres se mantuvieron lejos durante milenios. Pero los elfos de Hirinen y Gelidén, que gobernaban la Cadena Volcánica de Munesia, confiaron en algunos hombres, y les permitieron vivir en aquellas islas alejadas de todo. Los Siluallüi, que nacieron en la Tierra de Hiria y habían entablado muy buenas relaciones con los elfos de Hirinen, lanzaron fuertes oleadas migratorias sobre las nuevas islas formadas, y colonizaron muchas de ellas. Las primeras migraciones sucedieron pronto tras el Gran Cataclismo, en que las islas se formaran. Pero más tarde, en el S. V antes del comienzo del calendario del Viejo Mundo, estos hombres de tez negra y tecnología rudimentaria, colonizaron muchas islas más allá, acercándose peligrosamente a los Kitan y a Catai. Pero los Siluallüi se mantuvieron fieles a los elfos, y no fueron más allá sin su permiso.

Los Kitan, que provenían de Catai, se mantuvieron fieles a los elfos al principio, evitando navegar más allá del Mar de las Especias, pero éstos fueron un pueblo próspero, y bajo la influencia de los elfos de Gelidén, aprendieron la navegación y su cultura se desarrolló rápido, y comenzaron a hacerse preguntas... Al final, trataron de saber más, y así se libraron las Guerras del Fin del Mundo, en que los elfos los rechazaron durante las tres guerras, que se libraron en los Siglos II, XI y XVI.

Los arabis, los hombres que habitaban los Desiertos de Ceniza no fueron diestros en la navegación hasta más tarde, tras la Guerra de los Mil Años, que azotó el Viejo Mundo, muy lejos de los Mares de Munesia. Los arabis establecieron un comercio de especias y otros materiales durante mucho tiempo, gracias al cual mantuvieron el monopolio de las especias, única vía por tierra hasta el Viejo Mundo. jamás entablaron batalla contra los elfos en los Mares de Munesia.

En torno al S. IV antes del calendario de los hombres de occidente, los helenos, bajo el mando de un poderoso emperador, alcanzaron las Tierras Orientales de Catai, y ya así los habitantes del Viejo Mundo se maravillaron con los tesoros exóticos de aquellas aguas. Ellos fueron los primeros habitantes del Viejo Mundo en llegar hasta los Mares de Munesia. Pero el imperio que habían creado sucumbió durante las Guerras de los Mil Años, cuando los arabis reconquistaron los Desiertos de Ceniza, y éstos ya jamás volverían a regresar por tierra.

Más tarde, alentados por la perspectiva, y gracias a los avances en la navegación, los pridonios, uno de los grandes pueblos de los hombres del Viejo Mundo, codiciosos de las maravillas de estas regiones del Mundo, alcanzaron sus costas. Aquel contacto inesperado para los elfos, se saldó en la Guerra de las Especias, que duró largo tiempo, y en la que participaron muchas naciones del Mundo de la época. La intención de los hombres fue instaurar el comerció marítimo de las especias. Los elfos al final se lo permitirían, pero jamás les dejarían ir más allá del Mar de las Especias...



A continuación os presento los mapas que he hecho de los Mares de Munesia, aquella región del océano que los elfos ocultaron a los hombres, los cuales los conocieron como los Mares del Fin del Mundo...

MARES DE MUNESIA



MAPA HISTÓRICO DE LOS MAERES DE MUNESIA
(Trazado por los elfos de Hirinen)

02 marzo, 2011

Las Islas Flotantes




Las Islas Flotantes se crearon durante las cruentas Guerras de los Dioses, en que el Mundo casi queda destruido. En las Islas Flotantes, cuando dio comienzo la Edad de los Elfos, nació uno de los Grandes Linajes de los Hombres, el de los Celtas. Ellos fueron, como todos los hombres, rudimentarios al principio, pero pronto aprendieron a escuchar a la tierra, y de ella, aprendieron mucho. Pero los celtas no fueron los únicos habitantes de aquellas islas, pues allí también nacieron otras criaturas, los seres del bosque... Entra las altas montañas, sus valles y los extensos bosques que cubren las islas, vivían tanto criaturas mágicas, como hadas o árboles conscientes, como pielesverdes y otros monstruos. Allí los celtas prosperaron, y alcanzaron a colonizar todas las islas, cuando aparecieron los elfos...

Anne, primera de Laentis-Anne, guió a los suyos, huyendo de la Tierra de Aradán, alcanzando el Viejo Mundo, a la península que ellos llamaron Ëslinor. Pero algunas de sus naves, por orden mismo de Anne, echaron ancla en las Islas Flotantes, y así ambas civilizaciones se encontraron. Los elfos, al encontrar a los hombres, los tomaron como a cualquier otra criatura del bosque, sin darles importancia. Por aquel entonces los elfos colonizaron gran parte del Viejo Mundo, levantando las grandiosas ciudades que aun los recuerdan, algunas de ellas en las Islas Flotantes.

Y con el paso del tiempo, los celtas evolucionaron, alcanzando conocimientos suficientes como para que los elfos los tuvieran en cuenta. No sólo los elfos de Laentis-Anne encontraron a los celtas en las Islas Flotantes, también descubrieron que había otros pueblos de hombres a lo largo del Viejo Mundo...

Los elfos no se llevaron tan bien con los demás hombres, como con los celtas. Con ellos entablaron una gran amistad, que se prolongó mucho tiempo. Los celtas aprendieron mucho de ellos, y su civilización se desarrolló mucho. Aprendieron de ellos a canalizar el poder de la tierra, de los bosques, y de las aguas. Los druidas, los llamaron, algunos... Juntos a los elfos de Laentis-Anne, los celtas navegaron a la Península de Ëslinor, en el Viejo Mundo, Y así, su civilización se extendió a lo largo del continente, allá donde fueron ellos...

Pero por aquella época ocurrió el Gran Cataclismo, una catástrofe que lo cambió todo. Al surgir el Continente Nuevo de Ülathar de las Profundidades, los océanos se movieron, y las Islas Flotantes, que estaban más alejadas del Viejo Mundo, se aproximaron a la deriva. Terribles terremotos sufrieron las islas, y toda su geografía cambió. Lo que una vez fueron las Islas Flotantes, ahora eran completamente diferentes. Las ciudades de los elfos quedaron arrasadas, y muchos de ellos, como de los celtas o las criaturas del bosque, murieron. Tras aquello, los elfos de Laentis-Anne se marcharon de las islas para siempre...

Así, allí quedaron los celtas, que debieron seguir viviendo en sus tierras sin los elfos. Las Islas Flotantes ahora eran un territorio que parecía inhóspito, de lo diferente que era, y ellos supieron colonizarlo pronto. Los celtas que siguieron viviendo con los elfos en el Viejo Mundo, recobraron el contacto con los de las Islas Flotantes pasado un tiempo, y así aquella civilización continuó creciendo floreciente.
Tiempo después, los hombres, a lo largo del Viejo Mundo, habían evolucionado mucho, y habían ocurrido el inevitable choque de civilizaciones. Los helenos, al sur del Viejo Mundo, que hasta ahora habían sido la gran potencia del Mare Nostrum Interioris, estaban en declive, pues los pridonios les superaban en fuerza militar. Aquellos hombres parecían haber nacido para luchar, su pueblo fue muy grande, y no tardó en alcanzar las Islas Flotantes, y las Península de Ëslinor, donde vivían los elfos de Laenti-Anne, junto a muchos celtas. Los pridonios combatieron a los elfos, y a los celtas en las Islas Flotantes, y grandes territorios les conquistaron.

Arribaron a las islas del sur, y allí comenzó la matanza. Esos hombres no venían en son de paz como los elfos, sino con ansia de conquista. Exigían sublevación y servidumbre, esclavitud entre otras humillaciones, y los celtas no estaban dispuestos a ceder. Las lucha fue terrible, lo llamaron las Guerras de Onairda, que fue una ciudad celta que cayó bajo el poder pridonio, fue arrasada hasta los cimientos. Los celtas fueron retrocediendo hacia el norte, hasta que los pridonios levantaron una gran muralla, y se detuvieron.

Hacía tiempo que en el Viejo Mundo había estallado la Guerra de los Mil Años, y los vesorianos, uno pueblo de hombres que provenía del este, de más allá de las Montañas del Anochecer, había conquistado grandes territorios. Así, el equilibrio que había permitido a los pridonios alcanzar las Islas Flotantes, y acorralar a los celtas en el norte, se había roto, y las tropas fueron retiradas, llevadas al frente, en el Viejo Mundo. Allí los pridonios combatían con los gonotes, que huyendo de los vesorianos, amenazaban con alcanzar sus tierras.

Así, las Islas Flotantes gozaron de paz por un tiempo. Los pridonios, los elfos, los celtas, los gonotes, y los demás pueblos que habitaban el Viejo Mundo, dejaron las islas en calma mientras se enfrentaban a un enemigo mucho mayor. Al final, juntos, acabaron con la amenaza de los vesorianos y las bestias, y la Guerra de los Mil Años dio fin.

Después de aquello, los elfos de Laentis-Anne, abandonaron el Viejo Mundo para siempre, pues sabían que los hombres tenían tanta ansia, que no les permitirían vivir ahí. Así, pridonios, no dudaron en conquistar la Península de Ëslinor, expulsando fácilmente a los celtas que quedaban en ella. Éstos se marcharon a las Islas Flotantes, donde encontraron a los descendientes de sus antepasados. Aquellas familias ya eran muy diferentes, pero aun así, se trataron bien, y tuvieron buena acogida en las islas.

Allí vivieron los celtas mucho tiempo, hasta que al fin, los demás pueblos de los hombres habían crecido tanto en el Viejo Mundo, que sus linajes ya se habían mezclado, y diferentes civilizaciones convivían a su largo y ancho. Algunos de ellos zarparon rumbo a las Islas Flotantes cerca de la misma época. Los primeros fueron los nórdicos, que provenían de la Tierra Helada de Vikinga, que asediaron a los celtas, lanzando encarnizadas incursiones. Los nórdicos levantaron algunas ciudades que aun hoy viven florecientes, y que por aquella época fueron puertos de desembarco de tropas. Después llegaron los ovidios, un pueblo proveniente del mestizaje de pridonios, gonotes y nórdicos. Ellos llegaron al sur, como antaño los pridonios, pero esta vez venían dispuestos a quedarse. Arturus, un caballero que provenía de la Península de Insidia, como habían llamado los hombres a la Península de Ëslinor, desembarcó en la Isla de Iér, cuyas playas se extienden hasta convertirse en estepas de pasto verde, que terminan en la otra orilla de la isla, de la misma forma, con arena blanca...

Los ovidios atacaron a los celtas sin piedad, y como antaño, se vieron replegados hacia el norte. Algunos quedaron, en los Bosques de Aladéi, al sur de la Gran Isla de Thaára, pero la mayoría se ocultaron entre las montañas al norte de la isla. Los nórdicos en aquel momento controlaban gran parte de la Isla de Luthéa, combatiendo también contra los celtas, pero al final se encontraron también con los ovidios.

A aquellas batallas por las Islas Flotantes, lo llamaron las Guerras de Arcturia, pues al terminar, los ovidios dominaban la Gran isla de Thaára, cuando fundaron la Dinastía de Arcturia, proclamándose Arcturus su primer Rey. Más tarde sus vástagos conquistarían la Isla de Luthéa, y las demás que forman las Islas Flotantes, y el Reino de Arcturia alcanzaría de costa a costa, hasta las Islas de los Ahorcados y las de Moréi, al noroeste.

Los ovidios lograrían hacerse con el control de las Islas Flotantes, pero lo que quedó, la cultura que floreció en ellas, fue el resultado inevitable de la mezcla de todos aquellos pueblos. Siempre quedaron celtas, en las montañas al norte de la Gran Isla de Thaára, y los nórdicos no dejarían de lanzar severas incursiones contra el Reino de Arcturia, y así el tiempo se sucedería, y sus habitantes continuarían sufriendo sus penurias, pero también teniendo sus buenos momentos...



Échale un ojo al Atlas Histórico de Mi Mundo

18 febrero, 2011

ISHTO Y MERLAN

El elfo se asomó al ventanuco de su torre y maldijo al ver la noche. Otra noche más... Las tierras de su padre se extendían hasta donde alcanzaba a ver, y más allá. A lo lejos se divisaban los Montes del Pegaso Negro, que los separaban de las Tierras Oscuras de Elhada... A su espalda estaba su amante, una elfa joven, muy hermosa. Tenía la tez blanca, incluso más que él, y sus cabellos caían negros a su espalda. Ambos estaban desnudos.

- Vuelve conmigo, que puedo calmar lo que te aflige...- Le dijo ella de forma cómplice.

Él se giró, y caminó hasta la cama, y se arrojó con ella, quedando bocarriba con los brazos extendidos.

- No puedo más. No puedo más.- Dijo.

Ella se acurrucó junto a él, y así estuvieron en silencio un rato. Él la abrazó con ternura, y ella le puso una pierna por encima.

- Mi amor, eres el único elfo descendiente de tres Altas Estirpes de los Elfos. Nadie más que tú merece esas islas.

- Eso es lo que más rabia me da. No sé por qué espera mi padre más... Al momento oportuno, dice. Yo no puedo más. Necesito que llegue el día en que mis naves partan rumbo a los Reinos de Eleanor. Pienso echar a bajo esa torre.

El elfo miraba fijamente al techo, completamente a oscuras, salvo por la luz de la luna, que brillaba a través del ventanuco, y ella se aferraba a él, sintiendo su ansia, y su sufrimiento. Lo amaba tanto...

- Sé que lo lograrás.





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13 febrero, 2011

Presentaciones

Hoy vengo a hablaros de un cambio.

He estado jugueteando en la web (www.modt.net), y creado el Atlas Histórico del que os hablaba. Aun está en obras, pues me queda muchísimo trabajo, que no sé cuándo acabaré... Pero al menos ahora os presento el comienzo:



Tengo mucho trabajo avanzado del Atlas Histórico, como los mapas de la Tierra de Aradán y los Reinos Elfos de Eleanor, o el Continente Nuevo de Ülathar, o lo planos de la Guerra de los mil Años... Espero poder enseñároslo pronto.


Además, quiero enseñaros también un relato que he escrito. Se llama La Torre, y sería el primero de una serie de relatos que formarían las Crónicas de la Guerra de los mil Años, todos ellos ambientados en aquella época oscura del Viejo Mundo.
Me ha encantado escribir este relato, he visto la Torre de Ihren, la atalaya construida por los enanos más al norte, en las Montañas del Anochecer, y que más tarde sería tomada por los vesorianos... Una torre de leyenda, de cuentos para asustar...
Éste es el comienzo de su leyenda.
No quiero decir que sea una historia de terror, pero desde luego tiene sus momentos...



Me he planteado, además, presentarla a concurso, el de MF2011 podría ser una buena idea...


Este cuento, Las Crónicas de la Guerra de los Mil Años, me ha venido como caído del cielo. Me están viniendo ideas a la cabeza que estan tomando forma, y ya veo dos próximas crónicas, sus nombres podrían ser El Ladrón de Almas, y El Creador de Mundos...
Ya veremos...




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29 enero, 2011

Prólogo a La Torre

LA TORRE
CRÓNICAS DE LA GUERRA DE LOS MIL AÑOS



PRÓLOGO

En los oscuros callejones que albergan las escasas viviendas alrededor de la Torre de Ihren, el silencio era absoluto. A menudo se escuchaban los aullidos de las bestias, desde el bosque, más allá de los campos de Flores de la Reina, atemorizando a todos. En lo alto de la torre, las chimeneas y candelabros alumbraban suficiente para que a varias leguas de distancia, las ventanas de la torre fueran puntos de luz en la noche. La brisa corría, silbando a su alrededor, y entre los callejones, haciendo estremecer a un joven muchacho. El hijo de Ario, el Fuerte, y de Odín, la Bella, quienes gobernaban en la torre, vestía ropas demasiado livianas, para aquel frío invierno, y todo su bello se erizó con la gélida brisa. Giró una esquina, y dio con la base de la torre, que se elevaba a poca altura. En lo alto, el torreón donde estarían durmiendo sus padres, o eso pensaba, y allí abajo, él, buscando la respuesta a una pregunta.

Giró alrededor de la Torre de Ihren, acariciando los tremendos bloques con que fue construida. Roca sólida, extraída de la montaña... Y sin dejar de pensar en ello, llegó ante la pared donde se alzaba un acantilado, entre las altas montañas. Y frente a él, apareció aquella inmensa puerta cerrada. Siempre le había intrigado, ¿a dónde daría esa puerta tan grande, si al otro lado no había más que roca? Tal vez a las entrañas de la montaña, a los más profundos avernos... Casi prefería no saberlo.

Caminó hasta tocar la gigantesca puerta de piedra, y aquel momento le pareció maravilloso. Estaba completamente a oscuras, y en silencio, y le encantaba. Rozó con las yemas de los dedos los incontables trazos que había sobre la puerta, y se maravilló con el riguroso trabajo. Pero cuando se quiso dar cuenta, una luz titiló a su espalda, y las inscripciones se hicieron visibles para el muchacho, que le impresionaron aun más.
Tras él apareció la figura de un niño, caminaba despacio, y al verle ante la gran puerta, se detuvo en seco. Entonces dio unos pasos más y le habló con miedo. Llevaba una pequeña antorcha, y algo en la mano que aferraba con el puño.

- ¿Eres Öddio?

- Sí. ¿Vienes de parte de Gúndalf?- Preguntó el muchacho, acercándose.

- Sí. Me ha dicho que te de esto.- Y casi temblando, le dio la llave que hasta ahora apretaba en su puño.

El muchacho la cogió sorprendido.- ¿Nada más?

- Que mires en su estantería...- Dijo el niño con miedo.

- ¡¿Encontraré ahí mi respuesta?!- Öddio había tomado al niño por los hombros.

- ¡No lo sé!- Gritó el pobre, pataleando, pues lo había alzado.

Öddio lo miró, y le sonrió.- Muy bien chico. Puedes marcharte.- Y le bajó al suelo. Éste salió corriendo, perdiéndose entre los callejones, dejándole de nuevo a oscuras, y en silencio... Aunque ahora tenía que averiguar qué hacer con aquella llave.





Éste podría ser el prólogo de un relato que estoy escribiendo, titulado La Torre. Es un pequeño gran proyecto que me está rondando la cabeza. Consistiría en escribir las Crónicas de la Guerra de los Mil Años, una época de oscuridad en que la guerra azotó el Viejo Mundo. Sería un libro de relatos, todos ambientados en aquel periodo oscuro de la hstoria de Mi Mundo.


Ya os iré contando como evoluciona la idea...



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23 enero, 2011

Tras la larga ausencia

Hola!!

No creías que me había caido en un agujero profundo y no iba a regresar. Desde mi última entrada no he estado inactivo. He estado en palma para navidad, he terminado de revisar el cuento de La Sirada, he estado trabajando en el Atlas Histórico (del que pronto os hablaré en profundidad), y además de eso he tenido razones personales y laborales que me han impedido pasar por aquí.

Bueno, y ya estoy de vuelta. vengo a enseñaros el plano que vendrá en el Cuento de La Sirada, que además representa el mapa mas tardío trazado por los hombres en Mi Mundo. Es decir, en él se representan las regiones del Mundo que los hombres del Viejo Mundo habían explorado a principios del Siglo XVII.

hasta pronto!

18 diciembre, 2010

Mawol durante la Edad de los Elfos

Tras las Guerras de los Dioses, en que éstos casi destruyen el Mundo, pues antes fue esférico, y ahora era plano, se decidió dejar a os mortales vivir en Mawol, una de las caras de este mundo destruido.
Así, en mawol fueron puestos los Doce Navíos Elfos, que navegaron hasta la Tierra de Aradán y otros sitios; de la misma forma, allí crecieron otras criaturas, como los Linajes de los Hombres; los enanos bajo las montañas; o los pielesverdes...
A aquello le llamaron la Edad de los Elfos, pues estos lo gobernaron por largo tiempo. La mayoría de ellos vivieron en la Tierra de Aradán, salvo los Elfos de Yandalath, que habitaron en las Tierras Oscuras de Elhada y las Tierras de Diurna; o los Elfos de Hirinen, que vivieron en las Tierras Prohibidas de Hiria.


Pero no tardaron en estallas las Guerras de la Sangre, en que los Elfos de Yandalath tratarían de conquistar la Tierra de Aradán, combatiendo a casitodos los demás... Las Guerras de la Sangre fueron el acontecimiento bélico más importante de la Edad de los Elfos, tanto, que cambiaría la geografía de Mawol.
Se cuenta que cuando Aradán, de Assëe, se enfrentó a Efgo, de Yandalath, en la última batalla de la guerra, el primero ´golpeó tan fuerte el suelo con su bastón, que la inmensa isla se partió en un archipiélago.
Así es como se formaron los Reinos Elfos de Elanor...

25 abril, 2011

Línea del Tiempo: La Guerra de los Mil Años

Hola!!
Después de pasar toda la semana santa fuera, vengo a mostraros algo en que he estado trabajando. Es la Línea del Tiempo con todos los acontecimientos relevantes que acontecieron durante el periodo que duró la Guerra de los Mil Años.
Está sin terminar, pues aun me quedan muchas cosas por saber, pero durante este tiempo, las bestias invadieron el Viejo Mundo, ocupándolo en casitoda su extensión durante varios siglos. Los enanos se ocultaron en la montaña, aterrados. Los orcos se les unieron, y los pueblos de los hombres que habitaban las Montañas del Anochecer, y las estepas del continente fueron arrasados o se vieron obligados al exilio. Los elfos, al este, luchaban con los pridonios, los hombres que provenían de la Gran Isla, quienes por esta época expandieron su imperio por toda la costa del Viejo Mundo. Pero al final, los elfos, los hombres, y los enanos, que regresaron de las entrañas de la tierra, hicieron frente a los vesorianos y a las bestias, haciéndoles retorceder hasta las Torres de Isnara. Cuando éstas fueron conquistadas, tras la Batalla de las Bestias, los vesorianos huyeron del Viejo Mundo para siempre...

He aquí la Línea del Tiempo que abarca el periodo que duró la Guerra de los Mil Años, la cual iré actualizando, pues estoy escribiendo las Crónicas de las Guerra de los Mil Años, un libro de relatos que trancurren durante esta época oscura...


Línea del Tiempo:
LA GUERRA DE LOS MIL AÑOS






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12 abril, 2011

El Paso Norte del Muro de Ëslinor

He preparado para la semana que viene una partida de warhammer, para que Joey, Drey y yo luchemos durante la Guerra de los Mil Años, por la Corona Radiante. En el tiempo en que se ambienta la batalla, los pridonios, hombres venidos del sur, se han unido a los elfos, tras mucho combatirles, pues la amenaza de los vesorianos es más poderosa que la que puedan ser ellos.
Juntos han comenzado la construcción del Muro de Ëslinor, que separará toda la Península del Viejo Mundo. Y así esperan frenar a las bestias, venidas de más allá de las Montañas del Anochecer.
En este momento, cuando unos pocos pridonios están levantando el extenso muro, allí donde construyen el que será su paso más al norte, sucederá esta batalla.

El Paso Norte está siendo construido sobre las ruinas de una vieja ciudad elfa, que ellos mismos debastaron tiempo atrás. Y entre las ruinas, los pridonios encuentran la Corona Radiante. Al abrir el cofre donde está guardada, su brillo ha sido visto a leguas a la redonda, y los ejércitos se han movilizado. Poco tiempo después, el Paso Norte sería saqueado...

Por el oeste, Adriel de Dorthonion, un elfo oscuro que domina las costas al norte del Mar del Caos, en la lejana Tierra Oscura de Elhada, anda buscando la corona por aquellos lares, y tras el destello, ha encaminado a sus guerreros hasta el Paso Norte.

Por oriente, los defensores del Paso Norte ven acercarse una horda de orcos, gobernados por Ghundard, Señor de la Calavera Llameante, quien está decidido a hacerse con la Corona Radiante, para conquistar el Viejo Mundo.

Y entre el fuerte en construcción, entre las casas que albergarán a los ejércitos pridonios contra los vesorianos en un futuro no lejano, se encuentra oculto Arhicteuthis, el elfo marino, quien anda buscando la corona...


Se trata de una batalla adaptada a modo de escaramuza, para que dos ejércitos, un elfo oscuro y un orco, se enfrenten en un pueblo en construcción. Ambos cuentan con 500 puntos, más su propio personaje, que lo han elegido de entre las opciones el libro de ejército. Esta batalla, a pesar de estar a caballo entre Warhammer y Mordheim, es una partida de rol en sí misma, pues uno de los jugadores es el director de juego, que además manejará a los Defensores del Paso Norte como se describe en las reglas, que darán sus vidas por protegerlo. Se presenan atributos y reglas especiales para los personajes y los Defensores del Paso Norte, inspirados en los romanos de nuestro mundo real, pues esta batalla se ambienta en una época similar, pero en un Mundo imaginario donde puede pasar de todo...

Quien quiera consultar el escenario de batalla que he diseñado, puede descargarlo aquí:

La Batalla
Versión Preliminar




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24 marzo, 2011

El Palacio de las Cigüeñas

EL PALACIO DE LAS CIGÜEÑAS


El mar estaba tranquilo, lucía el sol, y las velas se hinchaban con el viento, dirigiéndoles hacia la costa que dos días atrás había surgido a proa: una extensa línea de tierra que parecía no tener fin. Los elfos de Laentis-Anne eran los mejores navegantes, junto a los de Menedhrassé, de todo el Mundo, o eso decían... Las semanas que había durado el viaje, desde la Península de Ëslinor hasta las costas noroccidentales del Continente Nuevo de Ülathar, habían sido tranquilas, salvo en la mañana décimo tercera, que habían divisado un barco al este, en el horizonte. Aquellas aguas no eran nuevas para los elfos de Laentis-Anne, ya en tiempos remotos, sus padres surcaron aquellos mares, antes de que el continente emergiera de las aguas... Esta vez prefirieron rodear los Mares de Pridonia, navegando el Gran Océano hacia el sur, hasta Ülathar, donde vivían los bereberes, un pueblo de hombres que provenían del este, y que se habían asentado en esas tierras. Los elfos no sabían mucho de aquellos hombres, pero tampoco era la primera vez que navegaban hasta sus costas para comerciar.

Athal, Señor de la Marca de Utha, y almirante al mando de la flota, caminó sobre la cubierta hacia proa, y sus botas resonaron sobre la madera de la nave. Sobre su cabeza, las velas hinchadas lucían el emblema de su casa, pues comandaba aquella flota en su propio nombre, y todos los navegantes lo seguían. Al llegar a proa, observó a través de su catalejo, y vio aquella tierra baldía, donde terminaban los Desiertos de Arena. No comprendía cómo allí podía vivir gente, en medio de nada, del puro desierto. Pero aquellos hombres habían logrado levantar allí una civilización, y ya algunas ciudades comenzaban a nacer. Athal, al ver un puerto en la línea de playa, sacó su cuaderno de bitácora, y desplegó un mapa que tenía de aquella costa. Trazó un punto, marcando el puerto en la carta náutica, y observó para asegurarse que no erraba la situación. Tras guardar cuaderno y catalejo, se dirigió a su tripulación, dando órdenes e indicando el destino. Alcanzarían aquel puerto al anochecer...

- Nobles marineros de Eslian, por fin hemos arribado al punto más occidental donde los arabis han llegado, uno de los Grandes Linajes de los Hombres, nacidos en lo que fueron las Selvas de Furia, y que tras el Gran Cataclismo ardieron hasta reducirse a los Desiertos de Ceniza, donde no volvió a crecer nada. Estos hombres han sufrido serias penurias, pero aun así, han logrado conquistar el norte del Nuevo Continente de Ülathar.- Athal respiró, observando a su tripulación, que le observaba. Extendió el brazo hacia detrás, señalando a proa.- La costa que se extiende ante nosotros es el principio de un inmenso desierto de pura arena, y ellos han encontrado la forma de vivir aquí. Deberíamos admirarlos por ello... Observadlos bien, pues son quienes han heredado estas tierras, surgidas del fondo marino.- El almirante se dirigió de nuevo a proa, para continuar observando la costa, para anotar en sus cartas los accidentes geográficos más pronunciados.- Que cada uno haga bien su trabajo, y esta noche dormiremos sobre tierra firme.- Dijo antes de retirarse.


Continuará...






El Palacio de las Cigüeñas
Darka Treake

18 marzo, 2011

Los Mares de Munesia

Estos días estamos comenzando a planear un gran viaje que tenemos en mente desde hace muchsísimo tiempo. Para verano de 2013, cuando hayamos acabado la tesis, dos amigos y yo, pensamos ir al Pacífico. Pretendemos pasar todo el verano de 2013 de isla en isla, con largas termporadas donde estemos más agusto. La idea de coger un barquito, y recorrer entre islas cercanas no se descarta...
Suena a locura, pero llevamos ahorrando ya mucho tiempo, y aun nos quedan 2 años más, así que lo vemos realmente viable.
Y estos días hemos comenzado los preparativos, a mirar destinos,y formas de llegar. Nuestro punto de reunión (pues estamos en los extremos de España: Galicia, Mallorca y Tenerife) es este blog: μ-Nesia.

Y todo ello me ha hecho pensar en cómo serían esos lugares en Mi Mundo, y he sabido cosas...
Resulta que tras el Gran Cataclismo, en que el Mundo casi se partiera, nació toda una cadena volcánica submarina, que se extendía desde las Tierras Orientales de Catai hasta las Tierras Prohibidas de Hiria, que las separaban más de 3000 millas náuticas, entre 6000 y 7000 Km. Allí donde las erupciones volcánicas alcanzaron la superficie del mar, se formaron innumerables islas, y entre ambos continentes quedó lo que llamaron la Cadena Volcánica de Munesia.

Estas regiones del Gran Océano, que separaban ambos continentes, fueron conocidas como los Mares del Fin del Mundo, pues para lo hombres del Catai, y de los Desiertos de Ceniza y más tarde del Viejo Mundo, aquello significaba el final de las aguas navegables. Algunos colonizaron las islas más cercanas a Catai, el Mar de las Especias lo llamaron, pues en las incontable islas había riquezas exóticas que no se hallaban en ningún otro lugar del Mundo. Las islas volcánicas y coralinas maravillaron a todos.

Los elfos habían mantenido aislada la Tierra de Hiria durante el tiempo que duró su Edad, pero cuando los hombres comenzaron a colonizar el Mundo, les resultó realmente difícil conseguirlo. A muchos les engañaron, haciéndoles creer que en tras aquellas aguas terminaba el Mundo, y por miedo, la mayoría jamás las navegaron. Los Mares del Fin del Mundo fueron una leyenda, y gracias la miedo, los hombres se mantuvieron lejos durante milenios. Pero los elfos de Hirinen y Gelidén, que gobernaban la Cadena Volcánica de Munesia, confiaron en algunos hombres, y les permitieron vivir en aquellas islas alejadas de todo. Los Siluallüi, que nacieron en la Tierra de Hiria y habían entablado muy buenas relaciones con los elfos de Hirinen, lanzaron fuertes oleadas migratorias sobre las nuevas islas formadas, y colonizaron muchas de ellas. Las primeras migraciones sucedieron pronto tras el Gran Cataclismo, en que las islas se formaran. Pero más tarde, en el S. V antes del comienzo del calendario del Viejo Mundo, estos hombres de tez negra y tecnología rudimentaria, colonizaron muchas islas más allá, acercándose peligrosamente a los Kitan y a Catai. Pero los Siluallüi se mantuvieron fieles a los elfos, y no fueron más allá sin su permiso.

Los Kitan, que provenían de Catai, se mantuvieron fieles a los elfos al principio, evitando navegar más allá del Mar de las Especias, pero éstos fueron un pueblo próspero, y bajo la influencia de los elfos de Gelidén, aprendieron la navegación y su cultura se desarrolló rápido, y comenzaron a hacerse preguntas... Al final, trataron de saber más, y así se libraron las Guerras del Fin del Mundo, en que los elfos los rechazaron durante las tres guerras, que se libraron en los Siglos II, XI y XVI.

Los arabis, los hombres que habitaban los Desiertos de Ceniza no fueron diestros en la navegación hasta más tarde, tras la Guerra de los Mil Años, que azotó el Viejo Mundo, muy lejos de los Mares de Munesia. Los arabis establecieron un comercio de especias y otros materiales durante mucho tiempo, gracias al cual mantuvieron el monopolio de las especias, única vía por tierra hasta el Viejo Mundo. jamás entablaron batalla contra los elfos en los Mares de Munesia.

En torno al S. IV antes del calendario de los hombres de occidente, los helenos, bajo el mando de un poderoso emperador, alcanzaron las Tierras Orientales de Catai, y ya así los habitantes del Viejo Mundo se maravillaron con los tesoros exóticos de aquellas aguas. Ellos fueron los primeros habitantes del Viejo Mundo en llegar hasta los Mares de Munesia. Pero el imperio que habían creado sucumbió durante las Guerras de los Mil Años, cuando los arabis reconquistaron los Desiertos de Ceniza, y éstos ya jamás volverían a regresar por tierra.

Más tarde, alentados por la perspectiva, y gracias a los avances en la navegación, los pridonios, uno de los grandes pueblos de los hombres del Viejo Mundo, codiciosos de las maravillas de estas regiones del Mundo, alcanzaron sus costas. Aquel contacto inesperado para los elfos, se saldó en la Guerra de las Especias, que duró largo tiempo, y en la que participaron muchas naciones del Mundo de la época. La intención de los hombres fue instaurar el comerció marítimo de las especias. Los elfos al final se lo permitirían, pero jamás les dejarían ir más allá del Mar de las Especias...



A continuación os presento los mapas que he hecho de los Mares de Munesia, aquella región del océano que los elfos ocultaron a los hombres, los cuales los conocieron como los Mares del Fin del Mundo...

MARES DE MUNESIA



MAPA HISTÓRICO DE LOS MAERES DE MUNESIA
(Trazado por los elfos de Hirinen)

02 marzo, 2011

Las Islas Flotantes




Las Islas Flotantes se crearon durante las cruentas Guerras de los Dioses, en que el Mundo casi queda destruido. En las Islas Flotantes, cuando dio comienzo la Edad de los Elfos, nació uno de los Grandes Linajes de los Hombres, el de los Celtas. Ellos fueron, como todos los hombres, rudimentarios al principio, pero pronto aprendieron a escuchar a la tierra, y de ella, aprendieron mucho. Pero los celtas no fueron los únicos habitantes de aquellas islas, pues allí también nacieron otras criaturas, los seres del bosque... Entra las altas montañas, sus valles y los extensos bosques que cubren las islas, vivían tanto criaturas mágicas, como hadas o árboles conscientes, como pielesverdes y otros monstruos. Allí los celtas prosperaron, y alcanzaron a colonizar todas las islas, cuando aparecieron los elfos...

Anne, primera de Laentis-Anne, guió a los suyos, huyendo de la Tierra de Aradán, alcanzando el Viejo Mundo, a la península que ellos llamaron Ëslinor. Pero algunas de sus naves, por orden mismo de Anne, echaron ancla en las Islas Flotantes, y así ambas civilizaciones se encontraron. Los elfos, al encontrar a los hombres, los tomaron como a cualquier otra criatura del bosque, sin darles importancia. Por aquel entonces los elfos colonizaron gran parte del Viejo Mundo, levantando las grandiosas ciudades que aun los recuerdan, algunas de ellas en las Islas Flotantes.

Y con el paso del tiempo, los celtas evolucionaron, alcanzando conocimientos suficientes como para que los elfos los tuvieran en cuenta. No sólo los elfos de Laentis-Anne encontraron a los celtas en las Islas Flotantes, también descubrieron que había otros pueblos de hombres a lo largo del Viejo Mundo...

Los elfos no se llevaron tan bien con los demás hombres, como con los celtas. Con ellos entablaron una gran amistad, que se prolongó mucho tiempo. Los celtas aprendieron mucho de ellos, y su civilización se desarrolló mucho. Aprendieron de ellos a canalizar el poder de la tierra, de los bosques, y de las aguas. Los druidas, los llamaron, algunos... Juntos a los elfos de Laentis-Anne, los celtas navegaron a la Península de Ëslinor, en el Viejo Mundo, Y así, su civilización se extendió a lo largo del continente, allá donde fueron ellos...

Pero por aquella época ocurrió el Gran Cataclismo, una catástrofe que lo cambió todo. Al surgir el Continente Nuevo de Ülathar de las Profundidades, los océanos se movieron, y las Islas Flotantes, que estaban más alejadas del Viejo Mundo, se aproximaron a la deriva. Terribles terremotos sufrieron las islas, y toda su geografía cambió. Lo que una vez fueron las Islas Flotantes, ahora eran completamente diferentes. Las ciudades de los elfos quedaron arrasadas, y muchos de ellos, como de los celtas o las criaturas del bosque, murieron. Tras aquello, los elfos de Laentis-Anne se marcharon de las islas para siempre...

Así, allí quedaron los celtas, que debieron seguir viviendo en sus tierras sin los elfos. Las Islas Flotantes ahora eran un territorio que parecía inhóspito, de lo diferente que era, y ellos supieron colonizarlo pronto. Los celtas que siguieron viviendo con los elfos en el Viejo Mundo, recobraron el contacto con los de las Islas Flotantes pasado un tiempo, y así aquella civilización continuó creciendo floreciente.
Tiempo después, los hombres, a lo largo del Viejo Mundo, habían evolucionado mucho, y habían ocurrido el inevitable choque de civilizaciones. Los helenos, al sur del Viejo Mundo, que hasta ahora habían sido la gran potencia del Mare Nostrum Interioris, estaban en declive, pues los pridonios les superaban en fuerza militar. Aquellos hombres parecían haber nacido para luchar, su pueblo fue muy grande, y no tardó en alcanzar las Islas Flotantes, y las Península de Ëslinor, donde vivían los elfos de Laenti-Anne, junto a muchos celtas. Los pridonios combatieron a los elfos, y a los celtas en las Islas Flotantes, y grandes territorios les conquistaron.

Arribaron a las islas del sur, y allí comenzó la matanza. Esos hombres no venían en son de paz como los elfos, sino con ansia de conquista. Exigían sublevación y servidumbre, esclavitud entre otras humillaciones, y los celtas no estaban dispuestos a ceder. Las lucha fue terrible, lo llamaron las Guerras de Onairda, que fue una ciudad celta que cayó bajo el poder pridonio, fue arrasada hasta los cimientos. Los celtas fueron retrocediendo hacia el norte, hasta que los pridonios levantaron una gran muralla, y se detuvieron.

Hacía tiempo que en el Viejo Mundo había estallado la Guerra de los Mil Años, y los vesorianos, uno pueblo de hombres que provenía del este, de más allá de las Montañas del Anochecer, había conquistado grandes territorios. Así, el equilibrio que había permitido a los pridonios alcanzar las Islas Flotantes, y acorralar a los celtas en el norte, se había roto, y las tropas fueron retiradas, llevadas al frente, en el Viejo Mundo. Allí los pridonios combatían con los gonotes, que huyendo de los vesorianos, amenazaban con alcanzar sus tierras.

Así, las Islas Flotantes gozaron de paz por un tiempo. Los pridonios, los elfos, los celtas, los gonotes, y los demás pueblos que habitaban el Viejo Mundo, dejaron las islas en calma mientras se enfrentaban a un enemigo mucho mayor. Al final, juntos, acabaron con la amenaza de los vesorianos y las bestias, y la Guerra de los Mil Años dio fin.

Después de aquello, los elfos de Laentis-Anne, abandonaron el Viejo Mundo para siempre, pues sabían que los hombres tenían tanta ansia, que no les permitirían vivir ahí. Así, pridonios, no dudaron en conquistar la Península de Ëslinor, expulsando fácilmente a los celtas que quedaban en ella. Éstos se marcharon a las Islas Flotantes, donde encontraron a los descendientes de sus antepasados. Aquellas familias ya eran muy diferentes, pero aun así, se trataron bien, y tuvieron buena acogida en las islas.

Allí vivieron los celtas mucho tiempo, hasta que al fin, los demás pueblos de los hombres habían crecido tanto en el Viejo Mundo, que sus linajes ya se habían mezclado, y diferentes civilizaciones convivían a su largo y ancho. Algunos de ellos zarparon rumbo a las Islas Flotantes cerca de la misma época. Los primeros fueron los nórdicos, que provenían de la Tierra Helada de Vikinga, que asediaron a los celtas, lanzando encarnizadas incursiones. Los nórdicos levantaron algunas ciudades que aun hoy viven florecientes, y que por aquella época fueron puertos de desembarco de tropas. Después llegaron los ovidios, un pueblo proveniente del mestizaje de pridonios, gonotes y nórdicos. Ellos llegaron al sur, como antaño los pridonios, pero esta vez venían dispuestos a quedarse. Arturus, un caballero que provenía de la Península de Insidia, como habían llamado los hombres a la Península de Ëslinor, desembarcó en la Isla de Iér, cuyas playas se extienden hasta convertirse en estepas de pasto verde, que terminan en la otra orilla de la isla, de la misma forma, con arena blanca...

Los ovidios atacaron a los celtas sin piedad, y como antaño, se vieron replegados hacia el norte. Algunos quedaron, en los Bosques de Aladéi, al sur de la Gran Isla de Thaára, pero la mayoría se ocultaron entre las montañas al norte de la isla. Los nórdicos en aquel momento controlaban gran parte de la Isla de Luthéa, combatiendo también contra los celtas, pero al final se encontraron también con los ovidios.

A aquellas batallas por las Islas Flotantes, lo llamaron las Guerras de Arcturia, pues al terminar, los ovidios dominaban la Gran isla de Thaára, cuando fundaron la Dinastía de Arcturia, proclamándose Arcturus su primer Rey. Más tarde sus vástagos conquistarían la Isla de Luthéa, y las demás que forman las Islas Flotantes, y el Reino de Arcturia alcanzaría de costa a costa, hasta las Islas de los Ahorcados y las de Moréi, al noroeste.

Los ovidios lograrían hacerse con el control de las Islas Flotantes, pero lo que quedó, la cultura que floreció en ellas, fue el resultado inevitable de la mezcla de todos aquellos pueblos. Siempre quedaron celtas, en las montañas al norte de la Gran Isla de Thaára, y los nórdicos no dejarían de lanzar severas incursiones contra el Reino de Arcturia, y así el tiempo se sucedería, y sus habitantes continuarían sufriendo sus penurias, pero también teniendo sus buenos momentos...



Échale un ojo al Atlas Histórico de Mi Mundo

18 febrero, 2011

ISHTO Y MERLAN

El elfo se asomó al ventanuco de su torre y maldijo al ver la noche. Otra noche más... Las tierras de su padre se extendían hasta donde alcanzaba a ver, y más allá. A lo lejos se divisaban los Montes del Pegaso Negro, que los separaban de las Tierras Oscuras de Elhada... A su espalda estaba su amante, una elfa joven, muy hermosa. Tenía la tez blanca, incluso más que él, y sus cabellos caían negros a su espalda. Ambos estaban desnudos.

- Vuelve conmigo, que puedo calmar lo que te aflige...- Le dijo ella de forma cómplice.

Él se giró, y caminó hasta la cama, y se arrojó con ella, quedando bocarriba con los brazos extendidos.

- No puedo más. No puedo más.- Dijo.

Ella se acurrucó junto a él, y así estuvieron en silencio un rato. Él la abrazó con ternura, y ella le puso una pierna por encima.

- Mi amor, eres el único elfo descendiente de tres Altas Estirpes de los Elfos. Nadie más que tú merece esas islas.

- Eso es lo que más rabia me da. No sé por qué espera mi padre más... Al momento oportuno, dice. Yo no puedo más. Necesito que llegue el día en que mis naves partan rumbo a los Reinos de Eleanor. Pienso echar a bajo esa torre.

El elfo miraba fijamente al techo, completamente a oscuras, salvo por la luz de la luna, que brillaba a través del ventanuco, y ella se aferraba a él, sintiendo su ansia, y su sufrimiento. Lo amaba tanto...

- Sé que lo lograrás.





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13 febrero, 2011

Presentaciones

Hoy vengo a hablaros de un cambio.

He estado jugueteando en la web (www.modt.net), y creado el Atlas Histórico del que os hablaba. Aun está en obras, pues me queda muchísimo trabajo, que no sé cuándo acabaré... Pero al menos ahora os presento el comienzo:



Tengo mucho trabajo avanzado del Atlas Histórico, como los mapas de la Tierra de Aradán y los Reinos Elfos de Eleanor, o el Continente Nuevo de Ülathar, o lo planos de la Guerra de los mil Años... Espero poder enseñároslo pronto.


Además, quiero enseñaros también un relato que he escrito. Se llama La Torre, y sería el primero de una serie de relatos que formarían las Crónicas de la Guerra de los mil Años, todos ellos ambientados en aquella época oscura del Viejo Mundo.
Me ha encantado escribir este relato, he visto la Torre de Ihren, la atalaya construida por los enanos más al norte, en las Montañas del Anochecer, y que más tarde sería tomada por los vesorianos... Una torre de leyenda, de cuentos para asustar...
Éste es el comienzo de su leyenda.
No quiero decir que sea una historia de terror, pero desde luego tiene sus momentos...



Me he planteado, además, presentarla a concurso, el de MF2011 podría ser una buena idea...


Este cuento, Las Crónicas de la Guerra de los Mil Años, me ha venido como caído del cielo. Me están viniendo ideas a la cabeza que estan tomando forma, y ya veo dos próximas crónicas, sus nombres podrían ser El Ladrón de Almas, y El Creador de Mundos...
Ya veremos...




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29 enero, 2011

Prólogo a La Torre

LA TORRE
CRÓNICAS DE LA GUERRA DE LOS MIL AÑOS



PRÓLOGO

En los oscuros callejones que albergan las escasas viviendas alrededor de la Torre de Ihren, el silencio era absoluto. A menudo se escuchaban los aullidos de las bestias, desde el bosque, más allá de los campos de Flores de la Reina, atemorizando a todos. En lo alto de la torre, las chimeneas y candelabros alumbraban suficiente para que a varias leguas de distancia, las ventanas de la torre fueran puntos de luz en la noche. La brisa corría, silbando a su alrededor, y entre los callejones, haciendo estremecer a un joven muchacho. El hijo de Ario, el Fuerte, y de Odín, la Bella, quienes gobernaban en la torre, vestía ropas demasiado livianas, para aquel frío invierno, y todo su bello se erizó con la gélida brisa. Giró una esquina, y dio con la base de la torre, que se elevaba a poca altura. En lo alto, el torreón donde estarían durmiendo sus padres, o eso pensaba, y allí abajo, él, buscando la respuesta a una pregunta.

Giró alrededor de la Torre de Ihren, acariciando los tremendos bloques con que fue construida. Roca sólida, extraída de la montaña... Y sin dejar de pensar en ello, llegó ante la pared donde se alzaba un acantilado, entre las altas montañas. Y frente a él, apareció aquella inmensa puerta cerrada. Siempre le había intrigado, ¿a dónde daría esa puerta tan grande, si al otro lado no había más que roca? Tal vez a las entrañas de la montaña, a los más profundos avernos... Casi prefería no saberlo.

Caminó hasta tocar la gigantesca puerta de piedra, y aquel momento le pareció maravilloso. Estaba completamente a oscuras, y en silencio, y le encantaba. Rozó con las yemas de los dedos los incontables trazos que había sobre la puerta, y se maravilló con el riguroso trabajo. Pero cuando se quiso dar cuenta, una luz titiló a su espalda, y las inscripciones se hicieron visibles para el muchacho, que le impresionaron aun más.
Tras él apareció la figura de un niño, caminaba despacio, y al verle ante la gran puerta, se detuvo en seco. Entonces dio unos pasos más y le habló con miedo. Llevaba una pequeña antorcha, y algo en la mano que aferraba con el puño.

- ¿Eres Öddio?

- Sí. ¿Vienes de parte de Gúndalf?- Preguntó el muchacho, acercándose.

- Sí. Me ha dicho que te de esto.- Y casi temblando, le dio la llave que hasta ahora apretaba en su puño.

El muchacho la cogió sorprendido.- ¿Nada más?

- Que mires en su estantería...- Dijo el niño con miedo.

- ¡¿Encontraré ahí mi respuesta?!- Öddio había tomado al niño por los hombros.

- ¡No lo sé!- Gritó el pobre, pataleando, pues lo había alzado.

Öddio lo miró, y le sonrió.- Muy bien chico. Puedes marcharte.- Y le bajó al suelo. Éste salió corriendo, perdiéndose entre los callejones, dejándole de nuevo a oscuras, y en silencio... Aunque ahora tenía que averiguar qué hacer con aquella llave.





Éste podría ser el prólogo de un relato que estoy escribiendo, titulado La Torre. Es un pequeño gran proyecto que me está rondando la cabeza. Consistiría en escribir las Crónicas de la Guerra de los Mil Años, una época de oscuridad en que la guerra azotó el Viejo Mundo. Sería un libro de relatos, todos ambientados en aquel periodo oscuro de la hstoria de Mi Mundo.


Ya os iré contando como evoluciona la idea...



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23 enero, 2011

Tras la larga ausencia

Hola!!

No creías que me había caido en un agujero profundo y no iba a regresar. Desde mi última entrada no he estado inactivo. He estado en palma para navidad, he terminado de revisar el cuento de La Sirada, he estado trabajando en el Atlas Histórico (del que pronto os hablaré en profundidad), y además de eso he tenido razones personales y laborales que me han impedido pasar por aquí.

Bueno, y ya estoy de vuelta. vengo a enseñaros el plano que vendrá en el Cuento de La Sirada, que además representa el mapa mas tardío trazado por los hombres en Mi Mundo. Es decir, en él se representan las regiones del Mundo que los hombres del Viejo Mundo habían explorado a principios del Siglo XVII.

hasta pronto!

18 diciembre, 2010

Mawol durante la Edad de los Elfos

Tras las Guerras de los Dioses, en que éstos casi destruyen el Mundo, pues antes fue esférico, y ahora era plano, se decidió dejar a os mortales vivir en Mawol, una de las caras de este mundo destruido.
Así, en mawol fueron puestos los Doce Navíos Elfos, que navegaron hasta la Tierra de Aradán y otros sitios; de la misma forma, allí crecieron otras criaturas, como los Linajes de los Hombres; los enanos bajo las montañas; o los pielesverdes...
A aquello le llamaron la Edad de los Elfos, pues estos lo gobernaron por largo tiempo. La mayoría de ellos vivieron en la Tierra de Aradán, salvo los Elfos de Yandalath, que habitaron en las Tierras Oscuras de Elhada y las Tierras de Diurna; o los Elfos de Hirinen, que vivieron en las Tierras Prohibidas de Hiria.


Pero no tardaron en estallas las Guerras de la Sangre, en que los Elfos de Yandalath tratarían de conquistar la Tierra de Aradán, combatiendo a casitodos los demás... Las Guerras de la Sangre fueron el acontecimiento bélico más importante de la Edad de los Elfos, tanto, que cambiaría la geografía de Mawol.
Se cuenta que cuando Aradán, de Assëe, se enfrentó a Efgo, de Yandalath, en la última batalla de la guerra, el primero ´golpeó tan fuerte el suelo con su bastón, que la inmensa isla se partió en un archipiélago.
Así es como se formaron los Reinos Elfos de Elanor...