10 noviembre, 2009

Adularia

Adularia fue el primer nombre que se le dio a una cantera en algún lugar no lejano a la Ciudad-Estado de Aluadinia. Fue uno de los lugares de donde sus habitantes obtuvieron la roca para levantar tamaña ciudad. Adularia era un lugar maldito, donde las creencias populares no permitían a nadie acercarse. Aquellas creencias eran remotas, de los Días Antiguos, ya ni se recordaban sus orígenes. Según se decía, mucho antes de que nadie pudiera recordar, el mundo se había convulsionado hasta cambiar de forma, fue cuando cayó un meteorito en la tierra. En aquel preciso lugar.

Era un sitio donde se decía que ocurrían cosas estrañas. Donde se celebraban ritos y donde se trataba de invocar demonios. Donde las brujas sentían su mayor poder, y donde las parejas acudían a concebir. Un lugar tan tenebroso como mágico.

Adularia fue lugar de ritos y superstición hasta que la Asmblea de la Ciudad-Estado decretó terminar con todo aquel misticismo, e instaló allí la cantera. Las religiones tienen extrañas formas de asesinarse entre ellas, y esta fue la solución que los hombres encontraron para actuar en su nombre. Construir una cantera en el lugar al que peregrinaban los paganos pareció entonces una buena idea.

Así nació la cantera de Adularia. Durante mucho tiempo se escabaron sus paderes, y gran cantidad de roca fue lllevada donde se encuentran los ríos, y allí fue levantada la Ciudad-Estado de Aluadinia.

Ocurrió que cuando los constructores dieron con el fondo de la roca, hallaron algo inesperado. Bajo la piedra, se escondía una enorme beta de una piedra preciosa, la Piedra Luna la llamaron.

Los supersticiosos, los seguidores de credos prohibidos, acudieron de nuevo a Adularia, y allí volvieron a rezar. Incluso las gentes de la Ciudad-Estado se vieron tentados a retomar aquellas creencias que parecían olvidadas. Fue, de hecho, uno de los senadores de la ciudad quien le dio la espalda a su religión, y se dirigió a la cantera, para adorar a la Piedra Luna.

Allí se ordenó Sumo Sacerdote, e instauró un régimen basado en la adoración del lugar. Muchos paregrinos llegaron de todas partes, allí se juntaron gentes de diferentes razas y etnias, y así se formó una diminuta cultura criolla.

Los creyentes, comenzaron a escavar la Piedra Luna, y levantaron allí un gran palacio. Aquella piedra era preciosa, brillaba en un tono azulado durante el día y adquiría una belleza blanca por la noche. Adularia se convirtió en un lugar de culto, era bellísimo.

Aquellos hombres, elfos, enanos y todos aquellos más que habían llegado a adorar la Piedra Luna se volvieron unos fanáticos, y urdieron planes para invocar a un poderoso demonio y conquistar el mundo.
Allí nació uno de los Demonios Resentidos.

El lugar se tornó terrible, pero no dejaban de llegar seguidores de aquel demonio-dios, que se crecía con el poder de la Piedra Luna. Sus fieles le levantaron un trono en el palacio, y allí moró hasta que estalló la Guerra de la Roca.


Pasado tanto tiempo, el que se acerca a Adularia se siente diferente. Allí reina la magia, la superstición y lo encantador. Es un lugar prohibido, al que jamás dejan de llegar peregrinos. Unos siempre creerán en aquel horrible demonio, pero otros acuden a Adularia a adorar a la Piedra Luna. Todos conviven allí, invitados al palacio, que ya descansa derruido y olvidado... Siempre será un lugar de culto.

3 comentarios:

Iskandar dijo...

Una aparición de las estrellas que va a caer en un lugar y lo vuelve fantástico, una piedra objeto de culto por ser extraña para la Tierra. Me ha gustado mucho la combinación de ciencia ficción y fantasía.

¡Enhorabuena crack!

P.D.: Estoy con Cris, ¡continúalo!

emm dijo...

Continuará?

Anónimo dijo...

Muy bueno...

Deberías seguirlo y contarnos más.


Lyda de lis.

10 noviembre, 2009

Adularia

Adularia fue el primer nombre que se le dio a una cantera en algún lugar no lejano a la Ciudad-Estado de Aluadinia. Fue uno de los lugares de donde sus habitantes obtuvieron la roca para levantar tamaña ciudad. Adularia era un lugar maldito, donde las creencias populares no permitían a nadie acercarse. Aquellas creencias eran remotas, de los Días Antiguos, ya ni se recordaban sus orígenes. Según se decía, mucho antes de que nadie pudiera recordar, el mundo se había convulsionado hasta cambiar de forma, fue cuando cayó un meteorito en la tierra. En aquel preciso lugar.

Era un sitio donde se decía que ocurrían cosas estrañas. Donde se celebraban ritos y donde se trataba de invocar demonios. Donde las brujas sentían su mayor poder, y donde las parejas acudían a concebir. Un lugar tan tenebroso como mágico.

Adularia fue lugar de ritos y superstición hasta que la Asmblea de la Ciudad-Estado decretó terminar con todo aquel misticismo, e instaló allí la cantera. Las religiones tienen extrañas formas de asesinarse entre ellas, y esta fue la solución que los hombres encontraron para actuar en su nombre. Construir una cantera en el lugar al que peregrinaban los paganos pareció entonces una buena idea.

Así nació la cantera de Adularia. Durante mucho tiempo se escabaron sus paderes, y gran cantidad de roca fue lllevada donde se encuentran los ríos, y allí fue levantada la Ciudad-Estado de Aluadinia.

Ocurrió que cuando los constructores dieron con el fondo de la roca, hallaron algo inesperado. Bajo la piedra, se escondía una enorme beta de una piedra preciosa, la Piedra Luna la llamaron.

Los supersticiosos, los seguidores de credos prohibidos, acudieron de nuevo a Adularia, y allí volvieron a rezar. Incluso las gentes de la Ciudad-Estado se vieron tentados a retomar aquellas creencias que parecían olvidadas. Fue, de hecho, uno de los senadores de la ciudad quien le dio la espalda a su religión, y se dirigió a la cantera, para adorar a la Piedra Luna.

Allí se ordenó Sumo Sacerdote, e instauró un régimen basado en la adoración del lugar. Muchos paregrinos llegaron de todas partes, allí se juntaron gentes de diferentes razas y etnias, y así se formó una diminuta cultura criolla.

Los creyentes, comenzaron a escavar la Piedra Luna, y levantaron allí un gran palacio. Aquella piedra era preciosa, brillaba en un tono azulado durante el día y adquiría una belleza blanca por la noche. Adularia se convirtió en un lugar de culto, era bellísimo.

Aquellos hombres, elfos, enanos y todos aquellos más que habían llegado a adorar la Piedra Luna se volvieron unos fanáticos, y urdieron planes para invocar a un poderoso demonio y conquistar el mundo.
Allí nació uno de los Demonios Resentidos.

El lugar se tornó terrible, pero no dejaban de llegar seguidores de aquel demonio-dios, que se crecía con el poder de la Piedra Luna. Sus fieles le levantaron un trono en el palacio, y allí moró hasta que estalló la Guerra de la Roca.


Pasado tanto tiempo, el que se acerca a Adularia se siente diferente. Allí reina la magia, la superstición y lo encantador. Es un lugar prohibido, al que jamás dejan de llegar peregrinos. Unos siempre creerán en aquel horrible demonio, pero otros acuden a Adularia a adorar a la Piedra Luna. Todos conviven allí, invitados al palacio, que ya descansa derruido y olvidado... Siempre será un lugar de culto.

3 comentarios:

Iskandar dijo...

Una aparición de las estrellas que va a caer en un lugar y lo vuelve fantástico, una piedra objeto de culto por ser extraña para la Tierra. Me ha gustado mucho la combinación de ciencia ficción y fantasía.

¡Enhorabuena crack!

P.D.: Estoy con Cris, ¡continúalo!

emm dijo...

Continuará?

Anónimo dijo...

Muy bueno...

Deberías seguirlo y contarnos más.


Lyda de lis.