27 enero, 2008

El último Sabath

La noche caía cuando el chico llegó a las puertas del inmenso castillo. Las primeras estrellas ya habían salido, dando comienzo al Sabath, y sus maestros debían estar en las torres altas, observando el acontecimiento. No debía retrasarse más. Cruzó el punte de madera sobre el foso al galope, y cuando entró al patio de armas, todo el castillo supo que ya había llegado. El relincho de la bestia resonó entre las murallas, y los pocos que aun paseaban por ahí se detuvieron a mirar su figura. Era un joven formidable, iba equipado con su armadura ligera, y el corcel era igual de espléndido. Desmontó y ató al animal a un poste, y se internó en la torre del homenaje. Subió las escaleras de caracol a toda prisa hasta llegar a la cuarta perta, y entró sin llamar. A una gran ventana abierta de par en par se asomaban tres ancianos, oteando el cielo nocturno. Uno de ellos, el más mayor, llevaba unos anteojos de un cristal muy grueso, y parecía concentrado en una estrella en particular. Los otros dos, sí reaccionaron ante su llegada. Uno hasta le sonrió.

- Llegas tarde, Eliäth.- Dijo tajante el que miraba por el anteojo.

- Lo sé, abuelo. Lo siento... Me he entretenido entrenando.- Se excusó sin evitar sonreír al ver al otro viejo.

- Mientes. Te hemos visto desde aquí con la muchacha... La sobrina del panadero.- El joven se ruborizó, y el otro viejo no pudo contenerse y rió por lo bajo.- A mí no me hace gracia que llegues tarde, Eliäth.

Al oírle, el que reía se calló.

- Os pido perdón, maestros. A menudo olvido que vosotros veis donde otros no ven.

- Por eso acudes aquí cada Sabath, ¿no es así?- Y el anciano guardó el anteojo, girándose. El chico asintió, a veces le daba miedo su abuelo, casi más miedo que cualquier otra cosa en el mundo.- Serías más productivo entrenándote que cortejando a la chica.- Y ahora sí sonrió él.- Sentémonos, el Sabath ha comenzado, y tenemos asuntos sobre los que conversar.
Los cuatro se sentaron en unas sillas, único mobiliario de la sala, salvo un baúl al fondo. Se colocaron hacia la ventana, como solían hacer allí, observando las estrellas.

- Ya se ha dado la orden.- Dijo el más mayor.- Nos van a expulsar.

- ¿Pero por qué?- Saltó el chico.

- Nos quieren expulsar porque nos tienen miedo. Porque creen que somos menos peligrosos fuera de sus tierras.

- Pero no son “sus” tierras, son “nuestras” tierras.- Dijo a punto de gritar el chaval.

- Chico,- Dijo el viejo que sonreía antes.- tu abuelo tiene razón. Son sus tierras. Cuando nuestros abuelos llegaron aquí no encontraron nada, y nos asentamos, pero estamos en sus dominios. Durante seis generaciones, hasta ti, hemos podido convivir con ellos, pero se han hecho poderosos... Las armas es lo que tienen...

- ¿Ha regresado tu padre, hijo?- Dijo el viejo que hasta ahora callaba.- El chico negó con la cabeza.- Esperemos que regrese pronto, y con buenas nuevas. Él sabrá ejercer presión sobre el obispo.

- No... Me temo que mi hijo, si no ha regresado ya...- El más mayor calló un segundo exacto.- Hemos de pensar en a dónde podemos ir.

- ¡No!- Exclamó el chico.- Mi padre regresará. Yo le voy a esperar.

- Muy bien, Eliäth. Tú puedes aguardar aquí a esperarlo. Quien quiera acompañarte en la gesta, podrá hacerlo. Nosotros marcharemos con los demás hacia los puertos.

- Pero abuelo...

- No me rechistes. Ya está decidido. Nos vamos después del Sabath.

- Abuelo, puedes abandonar a mi padre si quieres. Pero yo pienso aguardarlo.- El chaval, entonces, se levantó y se fue hacia las escaleras de caracol. Tras él cerró la puerta, y dejó a los tres ancianos ahí, que mirarían las estrellas por un rato más. Él salió de la torre del homenaje y corrió a la taberna. Sabía que podía contar con los buenos muchachos para resistir ahí hasta que regresara su padre. Y si en lugar de él llegaran ellos a echarles de sus casas, les plantaría cara. Defendería lo suyo.

Y si, en el peor de los casos, las nuevas le traían la muerte de su padre, entonces sería él la última generación en vivir y morir en aquellas tierras.

4 comentarios:

Klover dijo...

Ya sabes que en cuanto pongas algo de memoria me vas a tener aquí leyendo :) -incluso te puedo echar una manita si quieres-

No me lanzes cuchillos ni me acuses de plagio pero es que...saque matrícula en neuro y me apetece contar un poquito cosas en cuestión...;)

Pu...ñeteros exámenes ^^

Por cierto, te quería preguntar una cosa...¿cómo te fuiste el año pasado a Sicilia -¿era Sicilia? ¿Córcega? la memoria me falla ^^- con el mec? ¿Qué hay que hacer para que te la den? ¡Un besote!

Por cierto...este verano es probable que me pase por las islas ^^

Cris dijo...

Hola, me acabo de leer tus dos últimas historias tengo que decirte que la de los elfos cada vez me gusta más y más, y he visto los mapas y mi imaginación a empezado a volar y se me han ocurrido tantos dibujos...Los Quivarén me han gustado mucho, jeje. Y creo que los Hirinen dan para un libro entero no?? que les sucedió?? quiero saber más!!jeje
Un bexo, cuidate nos vemos pronto!
Desde aqui te mando ánimos para seguirla

Darka Treake dijo...

Qué way, Cris, tu comentario, jejeje, me ha gustado mucho.
Eres libre de dejar volar tu imaginación y dibujar lo que quieras :)

Pronto subiré lo de las demás ALtas Estirpes. De la de Quivarén, se poco, aunque también me gusta mucho.
La de Hirinen ya la tengo escrita, tengo que pasarla.

1bsitoooooooo!!

Darka.

Anónimo dijo...

Uf, ya me he puesto al día ^^ Aprovechas para ser más prolífico cuando no estoy ehh? ;)
En fin, qué decirte... Cada día tus historias son mejores, me encantan ^^
1beso

27 enero, 2008

El último Sabath

La noche caía cuando el chico llegó a las puertas del inmenso castillo. Las primeras estrellas ya habían salido, dando comienzo al Sabath, y sus maestros debían estar en las torres altas, observando el acontecimiento. No debía retrasarse más. Cruzó el punte de madera sobre el foso al galope, y cuando entró al patio de armas, todo el castillo supo que ya había llegado. El relincho de la bestia resonó entre las murallas, y los pocos que aun paseaban por ahí se detuvieron a mirar su figura. Era un joven formidable, iba equipado con su armadura ligera, y el corcel era igual de espléndido. Desmontó y ató al animal a un poste, y se internó en la torre del homenaje. Subió las escaleras de caracol a toda prisa hasta llegar a la cuarta perta, y entró sin llamar. A una gran ventana abierta de par en par se asomaban tres ancianos, oteando el cielo nocturno. Uno de ellos, el más mayor, llevaba unos anteojos de un cristal muy grueso, y parecía concentrado en una estrella en particular. Los otros dos, sí reaccionaron ante su llegada. Uno hasta le sonrió.

- Llegas tarde, Eliäth.- Dijo tajante el que miraba por el anteojo.

- Lo sé, abuelo. Lo siento... Me he entretenido entrenando.- Se excusó sin evitar sonreír al ver al otro viejo.

- Mientes. Te hemos visto desde aquí con la muchacha... La sobrina del panadero.- El joven se ruborizó, y el otro viejo no pudo contenerse y rió por lo bajo.- A mí no me hace gracia que llegues tarde, Eliäth.

Al oírle, el que reía se calló.

- Os pido perdón, maestros. A menudo olvido que vosotros veis donde otros no ven.

- Por eso acudes aquí cada Sabath, ¿no es así?- Y el anciano guardó el anteojo, girándose. El chico asintió, a veces le daba miedo su abuelo, casi más miedo que cualquier otra cosa en el mundo.- Serías más productivo entrenándote que cortejando a la chica.- Y ahora sí sonrió él.- Sentémonos, el Sabath ha comenzado, y tenemos asuntos sobre los que conversar.
Los cuatro se sentaron en unas sillas, único mobiliario de la sala, salvo un baúl al fondo. Se colocaron hacia la ventana, como solían hacer allí, observando las estrellas.

- Ya se ha dado la orden.- Dijo el más mayor.- Nos van a expulsar.

- ¿Pero por qué?- Saltó el chico.

- Nos quieren expulsar porque nos tienen miedo. Porque creen que somos menos peligrosos fuera de sus tierras.

- Pero no son “sus” tierras, son “nuestras” tierras.- Dijo a punto de gritar el chaval.

- Chico,- Dijo el viejo que sonreía antes.- tu abuelo tiene razón. Son sus tierras. Cuando nuestros abuelos llegaron aquí no encontraron nada, y nos asentamos, pero estamos en sus dominios. Durante seis generaciones, hasta ti, hemos podido convivir con ellos, pero se han hecho poderosos... Las armas es lo que tienen...

- ¿Ha regresado tu padre, hijo?- Dijo el viejo que hasta ahora callaba.- El chico negó con la cabeza.- Esperemos que regrese pronto, y con buenas nuevas. Él sabrá ejercer presión sobre el obispo.

- No... Me temo que mi hijo, si no ha regresado ya...- El más mayor calló un segundo exacto.- Hemos de pensar en a dónde podemos ir.

- ¡No!- Exclamó el chico.- Mi padre regresará. Yo le voy a esperar.

- Muy bien, Eliäth. Tú puedes aguardar aquí a esperarlo. Quien quiera acompañarte en la gesta, podrá hacerlo. Nosotros marcharemos con los demás hacia los puertos.

- Pero abuelo...

- No me rechistes. Ya está decidido. Nos vamos después del Sabath.

- Abuelo, puedes abandonar a mi padre si quieres. Pero yo pienso aguardarlo.- El chaval, entonces, se levantó y se fue hacia las escaleras de caracol. Tras él cerró la puerta, y dejó a los tres ancianos ahí, que mirarían las estrellas por un rato más. Él salió de la torre del homenaje y corrió a la taberna. Sabía que podía contar con los buenos muchachos para resistir ahí hasta que regresara su padre. Y si en lugar de él llegaran ellos a echarles de sus casas, les plantaría cara. Defendería lo suyo.

Y si, en el peor de los casos, las nuevas le traían la muerte de su padre, entonces sería él la última generación en vivir y morir en aquellas tierras.

4 comentarios:

Klover dijo...

Ya sabes que en cuanto pongas algo de memoria me vas a tener aquí leyendo :) -incluso te puedo echar una manita si quieres-

No me lanzes cuchillos ni me acuses de plagio pero es que...saque matrícula en neuro y me apetece contar un poquito cosas en cuestión...;)

Pu...ñeteros exámenes ^^

Por cierto, te quería preguntar una cosa...¿cómo te fuiste el año pasado a Sicilia -¿era Sicilia? ¿Córcega? la memoria me falla ^^- con el mec? ¿Qué hay que hacer para que te la den? ¡Un besote!

Por cierto...este verano es probable que me pase por las islas ^^

Cris dijo...

Hola, me acabo de leer tus dos últimas historias tengo que decirte que la de los elfos cada vez me gusta más y más, y he visto los mapas y mi imaginación a empezado a volar y se me han ocurrido tantos dibujos...Los Quivarén me han gustado mucho, jeje. Y creo que los Hirinen dan para un libro entero no?? que les sucedió?? quiero saber más!!jeje
Un bexo, cuidate nos vemos pronto!
Desde aqui te mando ánimos para seguirla

Darka Treake dijo...

Qué way, Cris, tu comentario, jejeje, me ha gustado mucho.
Eres libre de dejar volar tu imaginación y dibujar lo que quieras :)

Pronto subiré lo de las demás ALtas Estirpes. De la de Quivarén, se poco, aunque también me gusta mucho.
La de Hirinen ya la tengo escrita, tengo que pasarla.

1bsitoooooooo!!

Darka.

Anónimo dijo...

Uf, ya me he puesto al día ^^ Aprovechas para ser más prolífico cuando no estoy ehh? ;)
En fin, qué decirte... Cada día tus historias son mejores, me encantan ^^
1beso